¿Cuál dirías que es la relación entre ciencia y realidad? ¿La ciencia condiciona a lo que percibimos como realidad? ¿El conocimiento validado científicamente es real?
¿Las creencias son lo mismo que las ideas? ¿Somos conscientes de nuestras creencias e ideas por igual? ¿Existen las ideas «realistas» en tanto fieles a la realidad?
Índice del contenido
Para la relación entre ciencia y realidad,
la diferencia entre creencia e idea

Para establecer esta diferenciación considero muy útil tomar el aporte que hizo Ortega y Gasset:
Las creencias constituyen la base de nuestra vida, el terreno sobre el que acontece. Porque ellas nos ponen delante lo que para nosotros es la realidad misma. Toda nuestra conducta, incluso la intelectual, depende de cuál sea el sistema de nuestras creencias auténticas. En ellas «vivimos, nos movemos y somos». Por lo mismo, no solemos tener conciencia expresa de ellas, no las pensamos, sino que actúan latentes, como implicaciones de cuanto expresamente hacemos o pensamos. Cuando creemos de verdad en una cosa no tenemos la «idea» de esa cosa, sino que simplemente «contamos con ella».
En cambio, las ideas, es decir, los pensamientos que tenemos sobre las cosas, sean originales o recibidos, no poseen en nuestra vida valor de realidad. Actúan en ella precisamente como pensamientos nuestros y sólo como tales. Esto significa que toda nuestra «vida intelectual» es secundaria a nuestra vida real o auténtica y representa a ésta sólo una dimensión virtual o imaginaria. Se preguntará qué significa entonces la verdad de las ideas, de las teorías. Respondo: la verdad o falsedad de una idea es una cuestión de «política interior» dentro del mundo imaginario de nuestras ideas. Una idea es verdadera cuando corresponde a la idea que tenemos de la realidad. Pero nuestra idea de la realidad no es nuestra realidad. Ésta consiste en todo aquello con que de hecho contamos al vivir. Ahora bien, de la mayor parte de las cosas con que de hecho contamos no tenemos la menor idea, y si la tenemos —por un especial esfuerzo de reflexión sobre nosotros mismos— es indiferente porque no nos es realidad en cuanto idea, sino, al contrario, en la medida en que no nos es sólo idea, sino creencia infraintelectual.
(Del libro Ideas y Creencias)
En síntesis, y respondiendo a las preguntas del segundo párrafo del encabezamiento de este artículo, creencia e idea se diferencian porque la primera opera de manera inconsciente y es la matriz o raíz de donde surgen las ideas. Dicho de otra manera, las creencias son inter-subjetivas pero para cada uno, en tanto inconscientes, son las gafas por las que percibimos o construimos lo que aceptamos como real. Seguidamente, el valor de realidad que le damos a las ideas (que son pensamientos suficientemente conscientes) es proporcional al grado de congruencia con nuestras creencias (fundamentalmente inconscientes).
La realidad

Por lo tanto, si la realidad es algo que está más allá de nuestra capacidad de darnos cuenta, independientemente de nuestras creencias e ideas, podríamos definirla como todo aquello que contamos para vivir, lo percibamos o no. De hecho, como nuestra percepción ordinaria es limitada y condicionada, en la realidad siempre es mucho más lo desconocido que lo que somos capaces de conocer.
La relación entre la realidad y la ciencia

Para abordar la relación epistemológica entre ciencia y realidad, resulta indispensable decir que una de las creencias naturalizada por Occidente es la necesidad de “entender” y “dominar” la realidad. ¿Cómo lo hacemos? Simplificando el mundo y abandonando su abundancia… A este proceder lo han llamado método científico. Sobre ello, Paul Feyerabend nos dice:
Se dice que [la ciencia] amplía nuestro horizonte y revela los principios que yacen tras los fenómenos más comunes. Pero esta búsqueda tiene también un aspecto muy negativo. No acepta los fenómenos tal y como son, los transforma, ya sea en el pensamiento (la abstracción) o mediante la interferencia activa en los mismos (el experimento). Ambas transformaciones entrañan simplificaciones. Las abstracciones eliminan los rasgos peculiares que distinguen un objeto de otro, al igual que algunas propiedades generales. Como el olor y el color. Los experimentos van más allá y eliminan, o intentan eliminar, los vínculos que unen a cada proceso con su medio ‑crean un ambiente artificial, y en cierto modo empobrecido y exploran su peculiaridades-. En ambos aspectos las cosas han sido separadas o «bloqueadas» de la totalidad que nos rodea. Resulta muy interesante, que a lo que queda se le denomine lo «real»…
…no existe la «visión científica del mundo», del mismo modo que la «ciencia» no es una empresa uniforme, excepto en las mentes de los metafísicos, maestros de escuela y científicos cegados por los éxitos de su propio gremio particular. Con todo, hay muchas cosas que podemos aprender de las ciencias. Pero también podemos aprender de las humanidades, de la religión y de los remanentes de tradiciones antiguas que han sobrevivido a la embestida de la civilización occidental. […] No hay un principio objetivo capaz de hacer que nos dirijamos del supermercado «religión» o del supermercado «arte» hacia el más moderno, y mucho más caro, supermercado de la «ciencia».
(Del libro La conquista de la abundancia)
Coincido completamente con Paul Feyerabend. De este fragmento, rescato especialmente la revelación tan transparente que hace respecto a la trampa de la ciencia: los fenómenos que analiza están transformados en la propia acción de conocimiento ya sea por la abstracción, ya sea por la experimentación. Por lo tanto, la percepción que se tiene de lo estudiado es separada de la existencia real, es decir, de la interdependencia, del inter-ser. El universo no es un cúmulo de entidades separadas sino una única existencia de la que formamos parte y que, dada nuestra limitación en la cognición, no podemos más que separar para poder nombrar, separar para poder creer que entendemos y controlamos. Y así sentirnos más tranquilo@s y segur@s.
Concluyendo (por ahora)…

Hoy en día, y desde hace tiempo, todo saber que pueda validarse científicamente tiene muchas más posibilidades de éxito popular, y sobre todo, ninguna institución gubernamental se atreverá a cuestionarlo. Sin embargo, la propia ciencia camina dejando verdades científicas de ayer obsoletas hoy. Incluso los mejores científicos suelen ser quienes más reconocen que existen infinidad de fenómenos imposibles de ser explicados y controlados por la experimentación o la abstracción. Eso sí, también es indudable que una buena parte del conocimiento científico está aplicado de manera muy efectiva y eficaz en nuestras vidas cotidianas…
Aún así, resulta innegable la historicidad de los conceptos de ciencia y realidad. ¿En qué me baso? La separación entre sujeto y objeto (indispensable para la ciencia en tanto pretención de objetividad), también entre realidad y apariencia, tiene su origen histórico en Occidente, entre el 900 y el 600 a.C. Por la misma época el dinero reemplazó al trueque, los dioses locales se aliaron concentrando poderes y perdiendo humanidad, la ciudadanía comenzó a definirse por leyes abstractas en vez de por relaciones familiares, las guerras empezaron a ser libradas por soldados profesionales… y grupos filosóficos hicieron de la universalidad una medida de la existencia. ¿De verdad piensas que que estas coincidencias son pura casualidad?

Que nuestras mentes dancen…
Comenta tus respuestas a preguntas como ¿Consideras a la ciencia una creencia? ¿Qué es la realidad para ti?… O simplemente dime qué te ha parecido el artículo o desde dónde me lees…
La ciencia para mí es una buena guía de la realidad, pero no es la única e incompleta, y la que uso a mi antojo para determinados momentos y circunstancias….
Muchísimas gracias por tu comentario, MaríaSar. Efectivamente, lo mejor es discernir cuándo esta magnífica pero limitada herramienta es la mejor opción y cuándo podemos o debemos ir más allá (o más acá).